Leonardo Torres Quevedo
Leonardo Torres Quevedo (1852-1936) fue un ingeniero e inventor español que destacó en múltiples campos, desde la automática hasta la aeronáutica. Entre sus contribuciones más notables se encuentra el diseño de un nuevo tipo de dirigible a comienzos del siglo XX. Este aerostato, conocido como el
dirigible Torres Quevedo, introdujo innovaciones revolucionarias en su estructura para mejorar la estabilidad y seguridad de los vuelos, influyendo de manera significativa en el desarrollo de la aeronáutica moderna.
El ingeniero español Leonardo Torres Quevedo junto a un modelo del dirigible de su invención publicada en 1913
No consta,
Dominio público
El Astra-Torres llevó a cabo numerosas incursiones durante las maniobras del Este 1911
Edition du PNEU HUTCHINSON,
Dominio público
Dirigible Torres Quevedo n.º 2 durante sus pruebas en Guadalajara, 1908
Foto publicada en
Blanco y Negro,
Dominio público
Estructura trilobular del dirigible de Torres Quevedo, exhibido en el Salón Aeronáutico de París de 1908.
Foto de Jules Beau,
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Desarrollo y pruebas del dirigible
A principios del siglo XX, la navegación aérea con globos dirigibles enfrentaba grandes retos de estabilidad y control. En 1902, Torres Quevedo presentó ante las academias de ciencias de Madrid y París un proyecto de dirigible innovador. Su diseño proponía una
estructura interna de cables flexibles –la llamada "viga funicular"– que servía como armazón semirrígido dentro de la envoltura del globo. Gracias a la presión interna del gas, estos tensores aportaban rigidez a la aeronave sin necesidad de un pesado esqueleto metálico. De este modo se solucionaba el problema de la suspensión de la barquilla (góndola) y se lograba mantener la forma fusiforme del aerostato incluso con vientos.
Tras patentar su sistema en varios países, Torres Quevedo obtuvo apoyo en España para construir un prototipo. En 1905 se creó el Centro de Ensayos de Aeronáutica bajo su dirección y, con la colaboración del capitán Alfredo Kindelán, se inició la construcción del primer dirigible español según sus planos. Hacia 1907 estaba listo el
Torres Quevedo n.º 1, con una envolvente trilobular característica (de sección con tres lóbulos). Las pruebas iniciales en Guadalajara ese año demostraron la estabilidad del sistema, aunque obligaron a mejorar la impermeabilización de la tela del globo. Se fabricó entonces un segundo prototipo, el
Torres Quevedo n.º 2, con mayor volumen (aprox. 960 m
3) para incrementar la sustentación.
En 1908, el dirigible Torres Quevedo n.º 2 realizó exitosamente varios vuelos de prueba con tripulación a bordo, evidenciando su maniobrabilidad y seguridad. Sin embargo, ante la falta de apoyo continuado en España, Torres Quevedo decidió llevar su proyecto a Francia, donde la empresa
Société Astra adquirió la patente de su dirigible para fabricarlo en serie. En 1910 se trasladó el aerostato a París para su montaje final. El 5 de marzo de 1911 salió del hangar de Astra el primer ejemplar completo, denominado
Astra-Torres nº 1. Sus vuelos de prueba fueron un éxito: resultó más rápido, stable y fácil de maniobrar que cualquier dirigible anterior. En mayo de 1911 ganó en Francia el premio Deperdussin al dirigible más veloz en 100 km. Impresionado, el ejército francés incorporó el Astra-Torres nº 1 a sus maniobras y Astra recibió numerosos pedidos de sus dirigibles.
Influencia y avances en la aviación
El sistema de dirigible
autorrígido ideado por Torres Quevedo sentó las bases para muchos aerostatos posteriores. Su concepto de viga funicular interna eliminó la necesidad de estructuras rígidas pesadas, permitiendo construir dirigibles más ligeros y seguros. Esta idea se adelantó a su época y ha perdurado: incluso hoy, los dirigibles tipo blimp emplean principios similares de refuerzo mediante presión interna y armazones flexibles. Durante la década de 1920, tras expirar la patente de Torres Quevedo en 1922, otras compañías continuaron fabricando aeronaves basadas en su diseño. La propia Astra construyó varias unidades adicionales (algunas exportadas, por ejemplo a la Armada Imperial Japonesa), y la empresa Zodiac retomó la producción en los años 1930. Con nuevos materiales (telas sintéticas, caucho mejorado, helio en vez de hidrógeno), los dirigibles inspirados en Torres Quevedo siguieron surcando los cielos a lo largo del siglo XX.
Además de su influencia estructural, Torres Quevedo contribuyó a otros avances clave. Preocupado por la seguridad, en 1903 patentó el
Telekino, primer sistema de control remoto por radio, con la intención de teledirigir dirigibles y así evitar riesgos durante las pruebas. También ideó mejoras operativas como el
mástil de amarre (posteriormente adoptado universalmente para anclar dirigibles en el campo). Todas estas innovaciones demuestran la visión de Torres Quevedo y su impacto en la aviación moderna, desde la automatización hasta la infraestructura aeronáutica.
Uso durante la Primera Guerra Mundial
Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, los dirigibles de Torres Quevedo se contaban entre los más avanzados de los Aliados. Varios modelos
Astra-Torres fueron empleados por Francia y el Reino Unido durante el conflicto, principalmente en misiones de patrulla naval y antisubmarina. En servicio francés, aunque algunos ejemplares grandes desplegados en el frente terrestre fueron derribados, sus dirigibles tuvieron un rol valioso vigilando costas y escoltando convoyes. La Marina británica (Royal Naval Air Service) adquirió varios Astra-Torres antes de la guerra y comprobó su excelente desempeño; uno de ellos batió en 1913 el récord de velocidad para dirigibles (alcanzando más de 80 km/h). Estas aeronaves británicas operaron en tareas de exploración marítima y protección de puertos.
El éxito del diseño español impulsó a los británicos a desarrollar sus propios modelos inspirados en él. Las clases de dirigibles semirrígidos "Coastal" y "North Sea", fabricadas por Vickers durante la guerra, imitaron la estructura trilobular y los cables tensores del sistema Astra-Torres. Otros aliados aprovecharon la invención: Rusia y Estados Unidos llegaron a operar algunos ejemplares al finalizar la guerra.
Contexto histórico y competencia
El logro de Torres Quevedo destaca aún más en el contexto de la "carrera de los dirigibles" de principios del siglo XX. Hasta entonces, existían dos enfoques opuestos: los dirigibles rígidos (cuyo máximo exponente era el conde Zeppelin en Alemania) y los dirigibles no rígidos o "blandos" (representados por los diseños más ligeros de Alberto Santos-Dumont en Francia). Los rígidos llevaban un armazón metálico interno: podían ser muy grandes y de largo alcance, pero resultaban pesados y costosos. Los no rígidos carecían de estructura interna: eran más simples y ligeros, pero vulnerables al viento y limitados en tamaño.
En medio de estas dos corrientes, Torres Quevedo propuso un concepto intermedio original: el dirigible semirrígido autorrígido, con soporte interno flexible. Sus aeronaves combinaban la flexibilidad y ligereza de los modelos blandos (eran desinflables, transportables y toleraban ciertos impactos) con la estabilidad de forma y solidez de los rígidos. Otros ingenieros contemporáneos intentaron mejorar los dirigibles, pero sus soluciones no lograron el mismo éxito. En Francia, los hermanos Lebaudy desarrollaron semirrígidos con quilla, y figuras como Charles Renard estudiaron la estabilidad, pero no alcanzaron resultados comparables. La aportación de Torres Quevedo, respaldada por científicos de renombre como José Echegaray y Paul Appell, ofreció una respuesta sólida a los desafíos técnicos. Gracias a ello, sus dirigibles se convirtieron en una pieza clave para los Aliados en la Gran Guerra, además de sentar un precedente para el diseño de aeronaves más seguras en las décadas siguientes.
Fuentes