Hernán Cortés: El conquistador de México

Hernán Cortés

Un joven inquieto de Medellín


Hernán Cortés Monroy Pizarro Altamirano nació en 1485 en Medellín, en la provincia de Badajoz. Procedía de una familia hidalga venida a menos. Fue enviado a Salamanca para estudiar leyes, pero abandonó pronto la universidad: lo suyo no eran los libros, sino la aventura. Con apenas 19 años embarcó rumbo a las Indias, buscando fortuna como tantos jóvenes extremeños en busca de gloria y oro en el Nuevo Mundo.

En La Española y Cuba se forjó como colono y soldado. Allí ganó fama de valiente, persuasivo y ambicioso. Participó en la conquista de la isla bajo las órdenes de Diego Velázquez, quien más tarde lo nombraría jefe de una expedición hacia el continente... una decisión que acabaría lamentando.

Rumbo a lo desconocido


En 1519, Cortés zarpó de Cuba sin autorización definitiva, al frente de unos 500 hombres, 16 caballos y 11 barcos. Su objetivo: explorar y comerciar con los pueblos de la costa continental. Pero desde el primer momento, Cortés tenía en mente algo mucho mayor. En cuanto desembarcó en Veracruz, fundó un ayuntamiento leal al rey Carlos I, no al gobernador de Cuba, y se proclamó capitán general. Estaba, de facto, al mando de una empresa personal.

Una de sus primeras decisiones fue drástica: mandó hundir sus propios barcos. "Quien quiera regresar, que lo haga nadando", habría dicho. Con ello, eliminó toda opción de retirada. Solo cabía avanzar.

Encuentro con los pueblos mesoamericanos


En su avance por el actual territorio mexicano, Cortés supo moverse entre alianzas, diplomacia y fuerza militar. Pronto comprendió que el Imperio Mexica (azteca) no era amado por todos: numerosos pueblos oprimidos, como los tlaxcaltecas, estaban deseosos de rebelarse. El extremeño supo aprovecharlo con maestría.

Una figura clave fue Malintzin (o Malinche), una joven noble nahua que hablaba náhuatl y maya, y a la que Cortés tomó como intérprete y consejera. Su conocimiento de las culturas indígenas fue esencial. Más que traductora, fue diplomática, estratega y enlace entre dos mundos.

Durante su marcha, libró la feroz batalla de Centla y firmó alianzas con pueblos indígenas, convencidos de que Cortés podría liberarlos del dominio mexica. En Tlaxcala, tras un enfrentamiento sangriento, se selló una alianza que cambiaría la historia. Los tlaxcaltecas se convirtieron en sus aliados más fieles.

La llegada a Tenochtitlán


El 8 de noviembre de 1519, Hernán Cortés entró en Tenochtitlán, la capital del Imperio Mexica, una ciudad esplendorosa construida sobre islas en medio del lago Texcoco. Su asombro fue total: avenidas flotantes, templos colosales, mercados rebosantes de productos y oro por doquier.

El emperador Moctezuma II lo recibió con hospitalidad. Algunos creyeron ver en Cortés la figura profetizada del dios Quetzalcóatl. Cortés, astuto, mantuvo esa ambigüedad. A los pocos días, tomó prisionero al emperador, manteniéndolo como rehén político dentro de su propio palacio.

Pero en la capital crecían las tensiones. En ausencia de Cortés, uno de sus capitanes cometió la masacre del Templo Mayor durante una ceremonia religiosa. El pueblo se levantó en armas. En junio de 1520, Cortés tuvo que huir a través de los canales en la célebre Noche Triste, en la que perdió a más de la mitad de su ejército. Según la tradición, lloró bajo un ahuehuete que todavía se recuerda en Ciudad de México.

La caída del imperio


Lejos de rendirse, Cortés reorganizó su ejército, forjó más alianzas indígenas y regresó con un plan: sitiar la ciudad. Entre mayo y agosto de 1521, Tenochtitlán fue bloqueada por tierra y agua, aislada y asfixiada. La superioridad tecnológica, las epidemias (como la viruela) y el apoyo de decenas de miles de guerreros indígenas fueron decisivos.

El 13 de agosto de 1521, cayó la ciudad. El último emperador, Cuauhtémoc, fue capturado tras una defensa heroica. Había terminado uno de los imperios más poderosos de América. Sobre sus ruinas, Cortés fundó la Ciudad de México.

Gobernador, traiciones y declive


Cortés fue nombrado gobernador y capitán general de la Nueva España. Organizó el territorio, introdujo cultivos, promovió expediciones y envió grandes cantidades de oro y plata a la Corona. Pero sus enemigos políticos en la corte empezaron a socavar su poder. Fue acusado de abusos, corrupción y deslealtad. En 1528, regresó a España a defenderse.

Fue recibido con frialdad, pese a sus logros. En su segunda estancia en México, fue marginado. Se retiró de la política y emprendió expediciones al norte del país y al Pacífico. Nunca dejó de buscar nuevas rutas y riquezas. Incluso participó en la expedición de Argel en 1541, bajo Carlos I.

La muerte del conquistador


Murió en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) en 1547, apartado del poder y la gloria. Su cuerpo fue enterrado, exhumado, ocultado y trasladado varias veces hasta descansar finalmente en el Hospital de Jesús Nazareno en Ciudad de México.

A pesar de la controversia que siempre lo ha rodeado, Cortés fue un genio militar, un político astuto y una figura clave en la historia universal. Convirtió una expedición menor en la caída de un imperio y el nacimiento de un virreinato.

Curiosidades


  • Origen noble pero modesto: Nació en 1485 en Medellín (Extremadura), en el seno de una familia hidalga sin grandes riquezas.

  • Estudios inconclusos: Inició estudios de Derecho en la Universidad de Salamanca, pero los abandonó para buscar fortuna en América.

  • Participación en la conquista de Cuba: Antes de la conquista de México, participó en la expedición que culminó con la conquista de Cuba en 1511.

  • Desobedeció órdenes: Emprendió la expedición a México en 1519 sin autorización definitiva del gobernador de Cuba, Diego Velázquez.

  • Hundió sus propios barcos: Ordenó destruir su flota en Veracruz para evitar que sus hombres pudieran desertar y volver a Cuba.

  • Alianza con pueblos indígenas: Se valió de alianzas con enemigos de los mexicas, como los tlaxcaltecas, para reforzar su ejército.

  • La Malinche: Malintzin o Doña Marina fue su intérprete, consejera y compañera; tuvo un hijo con Cortés llamado Martín.

  • Captura de Moctezuma: Tomó al emperador azteca como rehén en su propio palacio, lo que marcó el inicio de la caída del imperio mexica.

  • Fundador de Ciudad de México: Sobre las ruinas de Tenochtitlan, Cortés ordenó fundar la Ciudad de México, que se convirtió en capital del virreinato.

  • Enfrentó juicios y críticas: Tras la conquista, fue investigado por abusos de poder y perdió parte de su influencia política.

  • Murió sin reconocimiento pleno: Falleció en 1547 en Castilleja de la Cuesta (Sevilla), alejado del poder y sin haber recibido todos los honores que él consideraba merecidos.

El legado de Cortés


Para unos, Cortés fue un despiadado ambicioso. Para otros, un visionario que entendió como nadie las dinámicas del Nuevo Mundo. Sin duda, fue un hombre de su tiempo, marcado por la ambición, la fe y la voluntad de cambiar el curso de la historia.

Hoy, su figura genera debate, pero nadie discute su impacto. La historia de América no puede contarse sin él.

Fuentes