De marinero vasco a navegante universal
Juan Sebastián Elcano nació en la localidad de Guetaria (Guipúzcoa) hacia 1476, en el seno de una familia de marinos y pescadores. Desde muy joven se embarcó en barcos de pesca y comercio, adquiriendo experiencia en la navegación del Cantábrico y en travesías mediterráneas. Aunque no era noble ni tuvo formación académica elevada, fue un navegante excepcional, hábil con el astrolabio y con los vientos, y dotado de un temple infrecuente en situaciones extremas.
Antes de unirse a la expedición de Magallanes, combatió en Italia como soldado y ejerció como capitán de barco en misiones comerciales. Incluso participó en la toma de Argel. Su experiencia y carácter lo convirtieron en un líder natural entre los hombres de mar.
La gran empresa de Magallanes
En 1519, el navegante portugués Fernando de Magallanes logró convencer a Carlos I de España para financiar una expedición hacia las Islas de las Especias (Molucas) navegando hacia occidente, atravesando un paso desconocido por el sur del continente americano. El objetivo era encontrar una ruta alternativa a la vía portuguesa del Índico.
Elcano se embarcó en esta aventura como maestre (capitán técnico) de la nave
Concepción. Aunque al principio no tuvo papel destacado, su liderazgo emergió tras años de navegación, motines, hambrunas, naufragios y traiciones.
Del Estrecho al Pacífico: una odisea interminable
La expedición zarpó con cinco naves y 239 hombres. Cruzó el Atlántico, bordeó Sudamérica y, tras duras exploraciones, encontró el ansiado paso: el Estrecho de Magallanes. En ese momento comenzó lo desconocido. Tras más de tres meses sin ver tierra, atravesaron un mar inmenso, al que bautizaron como Pacífico por su aparente calma, aunque sus tempestades y carencias les hicieron sufrir como nunca.
En marzo de 1521, ya en Filipinas, Magallanes murió en combate con los indígenas en la isla de Mactán. Su muerte dejó a la expedición sin su líder. Solo tres barcos seguían en condiciones:
Trinidad,
Victoria y
Concepción. Esta última fue quemada por falta de tripulación.
Elcano asume el mando
Tras la muerte de varios oficiales y la fragmentación del mando, Elcano emergió como líder indiscutible. Tomó el control de la
Victoria y decidió no regresar por la ruta del Pacífico (controlada por los portugueses), sino continuar hacia el oeste, bordeando África. Fue una decisión audaz, sin precedentes, que implicaba recorrer medio mundo desconocido con una sola nave y apenas 30 hombres en condiciones.
Durante meses, la
Victoria navegó por mares controlados por enemigos, evitando puertos y tormentas. En más de una ocasión, se temió lo peor. El hambre obligó a comer serrín, cuero hervido y ratas. Las enfermedades diezmaban la tripulación. Pero Elcano mantuvo el rumbo y la esperanza.
El regreso a casa y la gloria
El 6 de septiembre de 1522, casi tres años después de la partida, la
Victoria entró en Sanlúcar de Barrameda con solo 18 hombres famélicos a bordo. Habían dado la primera vuelta al mundo. La hazaña era inmensa: habían navegado más de 70.000 kilómetros, descubierto nuevos océanos y demostrado, empíricamente, la redondez de la Tierra.
Elcano fue recibido con honores por Carlos I, quien le otorgó un escudo con el lema: "
Primus circumdedisti me" ("El primero que me dio la vuelta"), rodeando una esfera. También recibió una pensión vitalicia y fama eterna. Pero su ambición y servicio no terminaron ahí.
La segunda expedición y la muerte
En 1525 se embarcó en una nueva expedición hacia las Molucas, esta vez bajo el mando de García Jofré de Loaysa. El objetivo era consolidar la presencia española en el Pacífico. Pero el viaje fue aún más duro: tormentas, escorbuto y desencuentros con los portugueses hicieron de aquella empresa una pesadilla.
Elcano, ya enfermo y envejecido, falleció en pleno océano Pacífico en agosto de 1526. Murió haciendo lo que mejor sabía: navegar. No dejó escritos ni memorias, pero su nombre quedó grabado para siempre en la historia universal.
Curiosidades
- Participación en expediciones militares previas: Antes de unirse a la expedición de Magallanes, Elcano participó en campañas militares en el norte de África, concretamente en la conquista de Orán en 1509 bajo el mando del Cardenal Cisneros.
- Venta de su barco para saldar deudas: Elcano era capitán de un barco mercante, pero debido a deudas, se vio obligado a vender su nave a comerciantes italianos, lo que infringía las leyes castellanas. Buscando redimirse, se unió a la expedición de Magallanes.
- Asunción del mando tras la muerte de Magallanes: Tras la muerte de Fernando de Magallanes en Filipinas en 1521, y después de una serie de cambios en el liderazgo, Elcano tomó el mando de la nao Victoria, la única nave que completó la vuelta al mundo.
- Elogio real y escudo de armas: Al regresar a España en 1522, Elcano fue recibido por el emperador Carlos I, quien le otorgó un escudo de armas con la esfera del mundo y la inscripción latina "Primus circumdedisti me" ("Fuiste el primero en circunnavegarme").
- Fallecimiento en una segunda expedición: Elcano murió en 1526 durante una segunda expedición a las Islas de las Especias, liderada por García Jofre de Loaísa. Falleció en el Océano Pacífico debido a enfermedades y condiciones adversas.
- Testamento revelador: En su testamento, Elcano dejó constancia de dos hijos nacidos fuera del matrimonio: un hijo llamado Domingo y una hija llamada María. Además, poseía libros de astronomía en latín, indicando su interés y conocimientos en la materia.
- Legado en la Armada Española: El buque escuela de la Armada Española lleva su nombre, "Juan Sebastián de Elcano", en honor a su hazaña. Este barco ha realizado múltiples cruceros de instrucción alrededor del mundo.
Un español vasco para la eternidad
Juan Sebastián Elcano no fue un teórico ni un noble, sino un marino pragmático, capaz de tomar decisiones clave en momentos críticos. Su gesta fue única: él y sus hombres probaron que la Tierra podía circunnavegarse. Abrieron una nueva era de exploración, comercio y conocimiento geográfico.
Hoy, su memoria se honra en buques de la Armada Española, monumentos, escuelas y libros. Fue un hombre discreto, pero con una audacia que cambió el mundo. Con menos recursos que Magallanes, con menos poder que los virreyes, y sin mapas fiables, logró lo imposible.
Fuentes