El Castillo de Toya se alza sobre un cerro de laderas muy empinadas próximo a la localidad del mismo nombre, en el término municipal de Peal de Becerro, provincia de Jaén.
La primera mención al castillo de Toya fue realizada por el geógrafo árabe al-Idrisi, nombrándola como Hisn Tuya, que dependía de Cazorla.
Según las crónicas cristianas, en el año 1224, después del saqueo de Quesada, el castillo de Toya fue arrasado por Fernando III el Santo junto con los castillos de Lacra (hoy un caserío a 9 kilómetros al suroeste de Quesada) y Palos identificado a la orilla izquierda del Guadalquivir, cerca de la confluencia con el Guadiana Menor).
El 20 de enero de 1231 este mismo rey otorgó al arzobispo de Toledo las tierras de Quesada y Toya. El prelado conquistó Toya antes de abril de ese año, y la incorporó al Adelantamiento de Cazorla. Entre 1285 y 1312 la zona fue conquistada y perdida en varias ocasiones por los musulmanes. Después de 1310 pasó a la jurisdicción de Úbeda, y a partir de ese momento Toya pierde su relevancia, sabiéndose que ya en el siglo XVII tan solo era un despoblado.
Del castillo de Toya se conserva hoy día parte de la torre del homenaje, con una cámara enterrada, y algunas bases de muros.
La torre del homenaje era de planta cuadrada y medía 11,5 metros de lado. Sus sillares labrados han sido expoliados, pero quedan otros muy hermosos y bien encuadrados. El interior estaba dividido por un muro que delimitaba dos aposentos sostenidos por bóvedas de medio cañón. Es difícil establecer la cronología de esta torre, pues aunque por el aparejo exterior a soga y tizón podría haber sido construida en época califal, el calicanto y piedra del interior no descarta una construcción posterior cristiana posiblemente del siglo XIII, para enaltecer el desaparecido castillo de Toya.
En las laderas del monte en cuya cima se alza el castillo de Toya se pueden observar formas de terrazas artificiales, así como de evidencia de población muy arrasada, apenas pudiéndose distinguir restos de algunos muros. La superficie está sembrada de cerámica vidriada medieval y alguna romana. El castillo se hallaba en una zona muy rica, al pie del monte había extensos y fértiles campos y agua abundante. Junto a la fuente de la actual ermita hay restos de aljibes musulmanes.
En 1935 fue arrancada de sus muros una piedra con una inscripción árabe, de la que sólo se conserva una fotografía, que al igual que otras muchas piedras igualmente interesantes has seguido el mismo camino incierto.
Se encuentra en estado de ruina progresiva.
Es de acceso libre.
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Fecha de última modificación: 13/06/2020
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