Comunidad: Castilla y León |
Provincia: Valladolid
Municipio: Portillo |
Localidad: Portillo
Código: VA-CAS-034
Monumentos militares: Murallas y recintos amurallados para defensa de ciudades.
La Muralla urbana de Portillo se encuentra en la localidad del mismo nombre, en la provincia de Valladolid.
La villa de Portillo alcanzó notoriedad durante las guerras entre cristianos y musulmanes del siglo X. Se encuentra en lo alto de un cerro y su posición estratégica fue muy codiciada. Los restos de la actual muralla datan del siglo XIII.
La muralla de Portillo rodeaba toda la villa edificada sobre un cerro. De las varias puertas que debió tener se conservan dos hoy en día. La puerta principal de la villa era el llamado Arco Grande o Póstigo de Escuevas, que pudo ser la puerta de acceso al recinto del castillo. Tiene más de cuatro metros de altura y más de tres de anchura. Está coronada por un elegante matacán defensivo, compuesto por nueve huecos que se abren entre diez ménsulas del mismo perfil que las que se pueden apreciar en la torre del homenaje y en la puerta sur del cercano castillo.
La otra puerta conservada hoy en día es el llamado Arco Pequeño, construcción más pequeña y austera que la anterior. Es probable que por ella accedieran personas y cargamentos de menor notoriedad que los que pasaban por el Arco Grande. Ambas puertas distan unos 200 metros entre sí y están orientadas al sur de la villa.
Las dos puertas conservadas, los llamados Arcos Grande y Pequeño, están restauradas y presentan un buen estado. El tramo de muro que los contiene está reedificado y sólo se conserva un pequeño tramo original junto al Arco Grande.
Los restos de la muralla de Portillo pueden verse libremente.
Bien protegido por la declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 sobre la protección de los castillos españoles (BOE núm. 125, de 5 de mayo de 1949) y por la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español (BOE núm. 155, de 29 de junio de 1985).
MonumentalNet agradece la colaboración de Eduardo Argote Fraile, Jorge Gálvez Román